'El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes'


domingo, 13 de marzo de 2011

Cesc Fàbregas. 'Ni contigo, ni sin ti'

Barça y Arsenal comparten algo más que su manera de entener el fútbol: el corazón de Cesc Fàbregas.

Un Cesc Fàbregas que con tan sólo 16 años tuvo que enfrentarse a una de las circunstancias que, probablemente, más marcarían su camino en el mundo del deporte rey. En un lado de la balanza, quedarse en Barcelona. Su sueño, su equipo de toda la vida, sus compañeros, su familia. En el otro, marcharse a Londres. Su particular 'tierra de las oportunidades'. ¿Cuántas vueltas debió darle a aquella decisión un chico que sólo soñaba con hacer lo que más le gustaba, que era jugar al fútbol? ¿Qué debió pasar por su cabeza aquel septiembre de 2003? Sólo él lo sabe, y también sólo él podría determinar qué precio ha tenido que pagar por haber elegido decir adiós al Barça. Nunca llegaremos a saber con total convicción qué supuso para él aquel cambio, ni podremos ser capaces de valorar suficientemente a qué tuvo que renunciar o todo lo que se perdió por elegir al Arsenal. Por estas razones, y también por muchas otras, son por las que me decido a decir que el fútbol, y todos los que nos deleitamos con él, ha sido muy injusto a veces con Cesc Fàbregas.

Lo comprobé el pasado 8 de marzo. Partido de vuelta de octavos de final de Champions entre Barça y Arsenal. Cesc volvía al campo en el que, paradíjicamente, nunca llegó a jugar vistiendo la camiseta azulgrana y que, sin embargo, siempre consideró su casa. Llegaba tocado. Una lesión había estado a punto de dejarlo sin el que, sin duda, era uno de los partidos más especiales para él. Uno no vuelve todos los días a su casa después de muchos años de ausencia y de amores declarados pero escondidos; no gritados, sin embargo, para no hacer daño al equipo (y a la afición, la 'gunner') que lo abrazaron después de que Cesc tuviera que protagonizar la que, probablemente, haya sido una de las despedidas más difíciles de su vida. Hizo todo lo posible por llegar a ese partido. Por el Arsenal, por su compromiso como capitán de los 'gunner', por el técnico que se lo enseñó todo y que le llevó, de la mano, a convertirse en lo que es en estos momentos. Porque aunque a muchos les pese, aunque muchos no quieran reconocerlo, aunque muchos quieran poner una venda delante de sus ojos para no verlo, aunque otros no encuentren motivos suficiente para llegar a afirmarlo... Cesc Fàbregas es grande. Muy grande. Por muchas razones, pero, sobre todo, porque fue capaz de renunciar a todo lo que quería por perseguir un sueño. Dejar atrás todo lo que te hace sonreír no es fácil, pero él lo hizo. Y lo hizo para alcanzar algo mucho más inaccesible que una sonrisa: la felicidad. Ser feliz en el fútbol.

El caso es que el 8 de marzo Cesc Fàbregas abandonó el Camp Nou acompañado de una sonora pitada que le brindó la afición azulgrana. Una afición que, sin duda, estaba en todo su derecho de hablar, pero que, según mi parecer, fue muy injusta con el jugador del Arsenal. Con motivos o no, las personas que estaban aquella noche siendo testigos de cómo el Barça encarrilaba su pase a cuartos, debieron ser conscientes de quién es Cesc. Un chico que abandonó Barcelona en busca de una oportunidad en el fútbol que el Arsenal le regaló. Y hay regalos que significan tanto que, incluso, son difíciles de devolver. Y hasta ahora, Fàbregas ha considerado que la manera más idónea de devolver a los 'gunners' y a Wenger todo lo que hicieron por él ha sido quedándose en el Arsenal, llegando a convertirse en el eje central de un equipo que sin él, perdería a las piezas indispensables del puzzle.

¿Tan difícil es entender la situación de Cesc? De verdad, ¿es tan complicado?

Ahora el camino fácil es pitarle, claro. Lo pitamos, y si algún día vuelve a Barcelona, le aplaudiremos como nunca y le haremos altares si hace falta. Pero mientras, le abucheamos, le silbamos y pataleamos. No hay nada como llorar por algo que no tienes. Y digo yo... ¿Qué tal si somos algo coherentes y justos? ¿Tanto duele que todavía no haya vuelto? ¿Por qué tanta rabia contenida¿ ¿Por qué tanto rencor?

Ni yo ni nadie sabe si volverá o si se quedará. Pero, pase lo que pase, no nos podemos dejar llevar por la impaciencia. Tampoco por el desasosiego. Lo que sea, será. Pero lo que es inadmisible (por lo menos, injusto) es que alguien como Cesc Fàbregas sea despedido del Camp Nou como lo fue en el partido frente al Arsenal. Porque alguien que sigue en el equipo de Arsène Wenger aún sin ganar títulos y que no acaba de firmar su regreso al club que le vio nacer, debe tener motivos de suficiente peso para hacer lo que hace.

En mí aún cabe la esperanza de ver a Cesc vestido de azulgrana. De hecho, creo que acabará por volver. Pero tiempo al tiempo. Si hace ocho años la despedida del Barça fue difícil, no menos lo será para él la del Arsenal. Hay que tener muy presente que allí fue donde creció y donde se hizo un nombre en el mundo del fútbol. No es fácil. Seguro que no es fácil.

Y los demás no sabemos apreciarlo.
Y hay cosas que, aunque se escapen a nuestros sentidos y a nuestras convicciones, no se pueden quedar olvidadas en cualquier rincón.

La del Barça con Cesc Fàbregas es la perfecta historia del 'ni contigo ni sin ti'. Y por ahora, la afición azulgrana sólo puede esperar a que llegue el momento en que dicha historia acabe por encontrar su punto y final. Pero, por favor, no seamos injustos.

1 comentario:

  1. Solo leí el primer párrafo y ya me doy cuenta del color de estas palabras. Corazón? Esto es futbol, seguiré leyendo el post el día que fabregas fiche por otro club ingles o por el Madrid. Plumero!

    ResponderEliminar