'El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes'


jueves, 3 de noviembre de 2011

Y el 'Submarino' se hundió.

No. No me cabe en la cabeza que esté escribiendo sobre el Villarreal.

No, no, no. Me equivoco. Lo que en realidad llevo mal y me cuesta aceptar es el hecho de que lo que voy a escribir gire entorno a la peor cara de un equipo que hasta ayer, como diría aquel, se codeaba con los grandes y se atrevía a tratarlos de tú a tú. Me parece casi imposible que vaya a hablar de la sombra de un 'Submarino' que hasta hace muy poco mantenía el rumbo hacia lo más alto. Durante los últimos años, era raro no ver el nombre del Villarreal entre los cuatro primeros; también no encontrarlo en esas noches de remontadas épicas, de luchas interminables... la magia de la Champions. Pasaba el tiempo, y los castellonenses parecían estar dispuestos a superarse día a día, a seguir escribiendo capítulos inolvidables en su historia.


Pero la felicidad es frágil, y nunca se sabe cuando puede llegar a romperse. Y los de Juan Carlos Garrido se han encontrado con la faceta más amarga de la vida. Esa vida que sucede como si de una noria se tratara: lo mejor siempre está arriba. Pero el Villarreal ha caído hasta el suelo, y sufre. Tanto, que ayer tuvo que hacer frente al duro trago de decir 'adiós' a la Champions al ser incapaz de resistir ese ciclón llamado Manchester City. Nada. Imposible. Se presentaba como una utopía...y lo fue. El Madrigal fue testigo de un Villarreal triste y apagado, que parecía ser consciente ya de que su final no iba a ser precisamente feliz.

Aunque perder ante The Citizens no es más que el reflejo de lo que está siendo el Villarreal esta temporada: un fantasma de lo que fue. No queda nada de ese equipo al que sus rivales temían. ¿Y quién es el culpable? No creo que haya una respuesta clara entorno a ello. Quizás lo que ocurre es que el Villarreal echa demasiado de menos al que hasta ahora había sido su motor. La pieza clave del puzzle. Por sus botas pasaba todo el fútbol del Villarreal.

Santiago Cazorla.

Su marcha al Málaga ha hecho mucho daño a los castellonenses. Mucho. Falta algo, alguien. Él. Y sin Cazorla, las cosas no funcionan. Y es entonces cuando vienen los tropiezos y los malos tiempos; la tormenta. Absurdo intentar evitar no tambalearse.

Tampoco ayuda que Joan Capdevila ya no esté (siempre he creído que en todos los vestuarios tendría que haber un jugador como él), o la circunstancia de que parece que alguien le ha echado un mal de ojo al Villarreal. Sólo le faltaba a Garrido tener que soportar el via crucis de las lesiones. Cani, Zapata, Nilmar...Giuseppe Rossi. Diagnóstico: rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha. Resultado: seis meses lejos de los terrenos de juego. Cuando algo va mal, siempre puede ir a peor. El italiano se convirtió en la estrella indiscutible del Villarreal la temporada pasada, y sus goles permitieron que el equipo se colara de nuevo entre los grandes. Y aunque este curso tampoco había empezado bien para él, era una garantía tenerlo sobre el césped. Pero hasta en este aspecto, la suerte fue esquiva con el Villarreal.

¿Y ahora qué? Ahora...nada. El 'Submarino' se muestra débil y susceptible, no se sabe si tocará fondo o si conseguirá coger aire. Pero las cosas no pintan bien, sobre todo teniendo en cuenta que las dudas empiezan a sobrevolar la cabeza del capitán del buque-Juan Carlos Garrido- y que el casco puede resquebrajarse en cualquier momento. No hay que engañarse. Ya se sabe lo que mal empieza... quizás mejor no acabar la frase.

Quizás dentro de un tiempo, cuando las cosas se hayan calmado, escriba de nuevo sobre el Villarreal, con la esperanza de que mis próximas palabras sobre el equipo castellonense tengan otro matiz. Más alegre. Más optimista. En definitiva, mejor.