Barça y Arsenal vuelven a enfundarse el papel de protagonistas indiscutibles en una de esas noches mágicas que nos regala cada año la Champions. El objetivo de unos y otros, hacerse con el billete que conduce a cuartos. Pero en el horizonte de ambos aguarda una ilusión mucho más profunda que la de pasar a la siguiente fase. Una ilusión que se traduce en un nombre, Wembley, y en una fecha, 28 de mayo de 2011. Pero tanto los de Guardiola como los de Wenger son conscientes de que hasta entonces, aún queda mucho camino por recorrer y, que el primer paso para llegar a la final anhelada, se decide esta noche en el Camp Nou.
Los gunners vuelven a Barcelona con el amargo recuerdo del día en que Messi decidió que ya era hora de dejar claro que estaba dispuesto a comerse el cielo si hacía falta para demostrar que el fútbol es su vida, y que su felicidad pasa por ello. Arsène Wenger, sus jugadores y todos los aficionados del Arsenal probablemente hayan querido olvidar aquel 6 de abril de 2010 sin conseguirlo. Probablemente hayan querido borrar la sonrisa impermeable del argentino en aquella noche en la que dejó de conformarse con los hat-trick y pasó a marcar cuatro goles que hicieron que el Barça se colara en una semifinal de Champions por la puerta grande. Sí, quizás aquella derrota todavía duele. Pero la de esta noche, es una historia distinta. Y el final no tiene por qué ser el de entonces.
Porque hoy, es el Barça el que tiene que demostrar que es tan grande que incluso puede cambiar el desenlace de los capítulos más difíciles. Que nada es imposible, y que nada está escrito hasta que aparece un punto y final. Demostrar que el 2-1 del Emirates sólo fue un accidente provocado por un huracán llamado Arsenal. Demostrar que lo sucedido en Londres puede ser sólo una anécdota que explicar en una historia en la que nada está decidido aún.
Pero saben que los noventa minutos que les separan de los cuartos de final no van a ser fáciles. Sobre todo, porque enfrente tienen a un equipo que, a pesar de fallar en las grandes ocasiones, es grande. Muy grande. Y que, por qué no, puede convertirse en su verdugo. Más aún cuando el Barça es la espina más jodida del Arsenal. Lo fue en la final de París en 2006. También el año pasado en cuartos. Ahí reside el principal peligro al que se enfrentan los de Guardiola: las ganas de venganza de los gunners. ¿Por qué no devolverles la jugada? ¿Por qué tendrían que ceder y allanar el camino del Barça hacia Wembley? ¿Por qué tener piedad y perdonarlos?
Esto es fútbol, señores. Aquí no hay concesiones ni favores. Hacerlo, sería la perfecta condena a perderlo todo. Por ello, los de Wenger han querido dejar claro que no vienen a Barcelona a pasear. Vienen a plantarle cara al mejor equipo del mundo (al menos, al que mejor juega al fútbol). A luchar hasta el final. Y que, si como años anteriores, deben morir en el intento, al menos que no se diga que lo dieron todo por evitarlo. Además, llegan con un as bajo la manda. ¿Su nombre? Robin Van Persie. Parecía que el holandés iba a perderse la fiesta del Camp Nou, pero no. Ha llegado a tiempo. Una amenaza más para un Barça que, a estas horas, está fuera de la Champions. Y que sin Piqué y Puyol en el centro de la zaga, deberá ser capaz de frenar a su rival para evitar sorpresas desagradables.
Pero el de esta noche también es el reencuentro de un viejo conocido con el equipo de su vida. Cesc Fàbregas vuelve al Camp Nou siendo capitán del rival, del conjunto que siendo un niño lo abrazó y le brindó la oportunidad de jugar al fútbol. Siendo capitán del equipo que le ha llevado a ser lo que es ahora. Entre la espada y la pared. Héroe o villano. Sí... difícil papel el que tiene Cesc esta noche.
Nadie puede saber qué pasará esta noche. Pero, a día de hoy, un Barça-Arsenal sólo puede ser sinónimo de fútbol. Fútbol con mayúsculas. Dos de los mejores equipos de Europa enfrentados en un pulso en el que sólo uno ganará. Saben que si logran superar esta piedra en el camino hacia la final, Wembley estará más cerca. Ninguno de los dos quiere morir todavía. Ambos quieren mantenerse en la lucha.
Pero sólo uno seguirá vivo. El otro, deberá decir adiós a la Champions consciente de que habrá caído ante un gran rival. Y es que, pase lo que pase, lo que sí es seguro es que nos espera una noche inolvidable, irrepetible y única. En la que la magia y el fútbol volverán a darse la mano. En la que no puede haber un perdedor si tenemos en cuenta que Barça y Arsenal son los que se enfrentan.
Sin embargo, en cuartos sólo hay lugar para uno.
Y el nombre del que podrá seguir soñando con Wembley se esconde en un escenario inigualable, y que el año pasado ya fue testigo privilegiado de una verdadera lección de fútbol. Si se repetirá la historia o cambiará el final sólo se podrá saber en el momento en que Massimo Busacca dé por terminado el partido. Hasta entonces, el sueño de Wembley sigue intacto para Barça y Arsenal.
Barça y Arsenal...
Inevitable pensar que el que caiga eliminado esta noche dejará 'huérfanos' a todos los que vivimos, disfrutamos y respiramos fútbol.
20.45 h. Camp Nou. Barça - Arsenal.
Bienvenidos al mundo del fútbol.
http://www.youtube.com/watch?v=YsOotRgIFwE&feature=related
Gran articulo Vicky ^^!!
ResponderEliminarSi es que mira que se te da bien escribir :P
Bueno un besazo y nos vemos pronto :D!!
Con gancho, y ganas de triunfar ese Barça sorprendente, como la periodista en ciernes que lo firma
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